martes, 5 de enero de 2010

DONOSTIA - SAN SEBASTIÁN



El último fin de semana de octubre, aprovechando el buen, e inusual, tiempo que estaba haciendo nos decidimos a hacer una excursión a una de las ciudades más bellas del norte peninsular; Donostia - San Sebastián. No en vano esta fue la ciudad elegida por la monarquía para pasar sus vacaciones estivales durante muchos años.
Para esta ocasión tome un autobús que en poco más de una hora me dejo en la capital gipuzkoana, donde me esperaba mi acompañante.
Eran casi las ocho de la tarde ya y solo pudimos ir al hotel a dejar el equipaje y comenzar a realizar una de las actividades más arraigadas de la ciudad; ir de “Pintxos”.
Disfrutamos de la noche por los locales del Boulevard y la parte vieja, una zona con mucho ambiente.





Mientras disfrutábamos de los “pintxos” íbamos acercándonos a varios puntos llamativos de la ciudad; El Kursaal, el teatro Victoria Eugenia y el hotel Mª Cristina, entre otros. Al adentrarnos en el Boulevard pasamos junto al precioso edificio del Ayuntamiento precedido por los jardines de Alderdi Eder. Ya en la parte vieja, la Plaza de la Constitución, donde se realiza la tradicional “Tamborrada”. Y ya de vuelta al hotel pasamos junto a la Catedral del Buen pastor.

Ya al día siguiente madrugamos para salir a la calle y ver varios de los lugares más emblemáticos de la capital. Paseamos por la Concha, hasta acabar el paseo de su propio nombre, y por la playa de Ondarreta culminando en la obra de Chillida; “El Peine de los Vientos”.

Tras admirar la obra del escultor vasco tocaba subir al monte Igeldo para ser testigos de las mejores vistas de San Sebastián. En Igeldo se haya el parque de atracciones que, aunque pequeño y antiguo, tiene su encanto. El transporte que empleamos en el monte fue el mítico funicular.

Ya habíamos pasado por prácticamente todos los puntos turísticos de la ciudad y se acercaba la hora de partir.
De camino a la estación de autobuses pasamos de nuevo por la calle San Martin (muy concurrida) donde se haya la Catedral del buen pastor, para admirarla esta vez a la luz del día.


Así finalizábamos una pequeña excursión de otoño que rebaja nuestras ansias de viajar y nuestro afán viajero.

Nuestra intención era la de realizar un nuevo viaje antes de que acabase el 2009 pero por motivos laborales nos fue imposible, así que esta estancia en Donostia se convirtió inesperada e involuntariamente el cierre del 2009 viajero.






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