jueves, 21 de octubre de 2010

INTERRAIL 2010. 1ª parte VIENA

VIERNES 24 LLEGADA A VIENA
A las 4 de la mañana, con nuestras mochilas hasta arriba, salíamos de casa para comenzar un viaje que nos llevaría a pasar por 6 países a lo largo de 17 días.
Tomamos un taxi desde Termibus en Bilbao hasta el aeropuerto, ya que a estas horas aún no hay autobuses en funcionamiento.
A las 7 salió nuestro vuelo de la compañía Vueling hasta Barcelona para pasar 4 horas en la terminal de El Prat hasta que saliese el vuelo de la misma compañía con destino a Viena. Como dato más reseñable de estas horas en el aeropuerto catalán, mencionar que nos encontramos con Marc Gasol que volvía a Memphis para comenzar una nueva temporada en la NBA; como buen aficionado al baloncesto una foto con él para el recuerdo.

A las 17:30 aproximadamente llegamos a aeropuerto de Viena y tras recoger nuestro equipaje fuimos rápidamente a tomar el tren hacia el centro, el CAT (City Airport Train) que por 10 euros nos dejaba en el centro de Viena en 15 minutos.
Al llegar a la estación en Viena el día comenzaba a decaer y poco podríamos hacer en las horas que nos quedaban. Tras algo de incertidumbre y dar más vueltas de las necesarias llegamos al Hostel que (aquí si) teníamos reservado.
El Happy Hostel. Por 100€, es decir 25 por persona y noche, pudimos alojarnos en este hostel. Esta situado cerca de la estación de tren Westbahnhof y en la inmediaciones de una zona comercial.
La verdad es que acabamos muy contentos con el lugar y sus servicios. Tuvimos una habitación doble muy grande, con cama de matrimonio, un sofá, mesa con dos sillas, armario y televisión.
Además del dormitorio teníamos en la misma habitación ( casi se le podia llamar apartamento de una habitación) baño y cocina privada. En la cocina había nevera, microondas, fregadero, cocina con dos fuegos, platos, vasos y cubiertos e incluso una cafetera. Teníamos de todo por lo que consideramos poco dinero. Pongo unas fotos para que se vea lo que explico.
Tras acomodarnos en el hostel, dimos unas vueltas por los alrededores y fuimos a cenar a una calle grande y bastante comercial.

SÁBADO 25. VIENA; DE PALACIOS VA LA COSA.
Era nuestro primer día en condiciones en el viaje. Madrugamos para poder aprovechar al maximo las horas de luz de la capital austriaca (a las siete de la tarde ya es de noche completamente).
Nuestro primer objetivo era el Palacio de Schönbrunn, donde pasaron la mayor parte de sus vida Ferderico I y la famosisima Sisi emperatriz, entre otros ilustres habitantes.
El palacio es espectacular, si bien su fachada no es tan impresionante como otros palacios que hay por el mundo, el interior no deja indiferente a nadie. El palacio era la residencia de verano de los Habsburgo. Se construyó entre los años 1695 y 1713, aunque posteriormente fue rediseñado en varias ocasiones.
Para visitar este palacio hay varias opciones (y precios por supuesto). Nosotros nos decantamos por el “Gran Tour”, la opción media, por así decirlo. Nos costo 12,90€ a cada uno y constaba de una visita de aproximadamente una hora de duración con audioguia gratis. Pudimos visitar las salas de representación, los aposentos privados de Francisco José y Sisi y emplazamientos pertenecientes a la época de María Teresa.
Tras ver el interior del palacio salimos a los jardines que son muy bonitos. Ademas de flora hay estatuas, una fuente que llama la atención, el Laberinto, que no es más que un laberinto hecho con setos, y la Glorieta donde hay un pequeño edificio con una plataforma panorámica y un pequeño lago.

Tras la visita imperial tomamos el metro de vuelta a la ciudad. Salimos en la estación que nos sacaba a la superficie junto a uno de los lugares destacados de la ciudad austriaca, Staatsoper (la Opera).
El haber madrugado mucho y el estar fuera de temporada alta, lo que conlleva que no haya muchas colas, hacia que aún tuviésemos tiempo de ver muchas cosas antes de comer allá por las 2 ó 2 y media de la tarde.
Comenzamos a pasear por las calles vienesas entre raíles de tranvía y edificios de buen gusto. Mapa y cámara en mano, casi suplicábamos para que no nos lloviera y tuvimos suerte, así que pudimos ver tranquilamente todos los “puntos morados” del plano y alguno más.
Desde la opera tomamos la calle que va paralela al recinto del Palacio de Hofburg, dejando este para el final de la jornada matinal. Los primeros edificios con los que nos topamos fueron los museos que conviven el uno frente al otro; el Kunsthistorisches Museum y el Naturhistorisches Museum, donde nos encontramos a una especie de “imitador” del gran Mozart.
Continuamos nuestro camino por esta misma calle hasta llegar al lugar donde se dirige la vida del país austriaco; no es otro que el Parlamento de Austria. Es el típico edificio parlamentario con su fachada principal sostenida por columnas al estilo de la Acrópolis ateniense, pero esta vez precedida por una bella estatua que preside la plaza. Aquí en 1918 se proclamó la primera República austriaca.
Tras las fotos de rigor continuamos calle arriba para encontrarnos con el llamativo edificio del consistorio de Viena, aunque bien es cierto que lo primero que vimos fue el Burgtheater (teatro) que se encuentra frente a él.
El Ayuntamiento, o Rathaus, como se le denomina aquí, fue construido en 1883 y es un bonito edificio de estilo neogótico, coronado por 4 torrecillas en punta y una central más grande y visible desde muchos puntos de la ciudad.

Tras descansar un rato en un banco del parque situado frente al ayuntamiento, entre este y el teatro, continuamos camino para llegar hasta una iglesia situada no mu lejos del ayuntamiento, la Votivkirche. Nos la encontramos con un gran panel publicitario delante de ella que nos fastidio la foto pero no nos quedó otra cosa que resignarnos. Nos llamó bastante la atención como había gente con sus hamacas en el pequeño campo que se haya frente a esta iglesia.
Antes de llegar a Votivkirche pasamos por la universidad de Viena, un edificio al más puro estilo de la ciudad centroeuropea.
Ya se acercaba la hora de comer y el estomago nos avisaba de ello, por tanto comenzamos a caminar de vuelta al hostel donde teníamos cocina privada en nuestra habitación y que desde luego íbamos a aprovechar para ahorrar comprando la comida y la cena en supermercados y preparando la nosotros.
Pero aún nos quedaba algo más por ver. Pasando por edificios burgueses nos introducimos en los dominios del Palacio de Hofburg (antaño residencia real y hoy en día, entre otras cosas, alberga las oficinas del presidente austriaco), donde nos llevamos el primer disgusto en forma de fiesta. Justo en frente de la fachada del palacio había un gran escenario donde estaban realizando actuaciones de baile y varias carpas con juegos para niños, productos a la venta, etc. Aún no lo sabíamos pero sería el primero de los muchos eventos festivos que nos encontraríamos a lo largo del camino. Así que aquí comenzaba lo que más tarde recordaríamos diciendo que, a parte del Interrail hicimos, sin comerlo ni beberlo, la ruta del bakalao por Europa.
Ahora si que nos íbamos al hostel para comer tras pasar por un supermercado cercano.

Ya por la tarde tocaba cumplir los últimos objetivos que nos habíamos propuesto para Viena, por lo que tomamos de nuevo el metro y nos desplazamos hasta la catedral de San Esteban, Stephansdom. Una zona que nos sorprendió por el gran habiente que había.
Tras estar en la zona de la catedral nos metimos otra vez en el metro para ver un lugar que nos llamo bastante la atención y que esta un poco alejado del centro; la Hundertwasserhaus, un edificio que tiene su fachada decorada con un gran y diverso colorido y de sus balcones nacen plantas varias y pequeños arboles, pero arboles al fin y al cabo, lo cual no deja de sorprender a propios y extraños.
Aquí ya se estaba acabando nuestra suerte y comenzaba a llover de nuevo, ademas se iba apagando la luz del sol cuando se acercaban las 6 de la tarde.
Nos quedaban un par de cosillas por ver y allá que nos fuimos. Eran el templo de Karlskirche, una impresionante iglesia barroca construida entre 1715 y 1737 en honor a San Carlos Borromeo. Se edifico para agradecer al santo y a Dios que librase a Viena de una gran epidemia de peste que se llevo a muchas personas en el siglo XVIII. El otro objetivo era el Palacio de Belvedere.

El templo lo vimos, no sin un poco de sufrimiento ya que tuvimos que atravesar un parque con gente sospechosa pero donde no tuvimos ningún problema, pero el palacio lo tuvimos que dejar por dos motivos, el primer fue que tan solo íbamos a visitar su exterior y en seguida iban a cerrar y el segundo que cada vez llovía más y, a pesar del paraguas, estábamos bastante mojados y jugando con la salud. Por eso fuimos a ver un monumento a los caídos en la guerra (que los hay en todas las capitales de Europa), que tenía una fuente curiosa que nos detuvo allí un momento para grabar el efecto que realizaban las luces y el agua. Todo ello fue gracias a que Sheila se dio cuenta porque yo ya estaba de camino al hostel sin mirar atrás.
Metro, cena con cervecitas austriacas y ya habíamos terminado con nuestra primera parada, Viena. Al día siguiente tomaríamos un tren que nos dejaría a eso de las 17:30 en una nueva ciudad Praga.
Viena nos gusto. Se ve que ponían interés en cada edificio que construían en el centro. Por las tardes había bastante ambiente en la calle pero a eso de las 19:30 se empezaban a vaciar las calles y para las 20 horas ya pocos quedábamos fuera de casa, esto es Europa.
En cuanto a precios no es una ciudad cara, a comparación de nuestro día a día (yo lo comparo con Bilbao, si bien puede ser una de las ciudades más caras de España), excepto algunos productos como el café, que por lo que vimos es más caro en muchos lugares de Europa.

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