martes, 20 de diciembre de 2011

BARRIO DE MONTMARTRE. PARÍS

Coincidiendo con el decimos aniversario de la emisión de la película “Amelie” voy a hablaros un poco del lugar donde se ambiento, el barrio parisino de Montmatre.


El barrio parisino de Montmartre ya no es hogar de aquellos bohemios de principios del siglo XX, ya no quedan pintores de renombre pero hay quien trata de mantener su esencia, su aroma, ¡aún quedan bohemios!.

Montmartre, que fue municipio independiente de parís hasta 1860, se encuentra en una colina a la derecha del Sena.
Su nombre, Montmartre, significa " monte del mártir", en clara referencia al martirio sufrido por San Dennis, Obispo de París y patrón de Francia. 
Durante la edad media la colina fue zona de conventos, pero éstos estuvieron durante la Revolución Francesa.
A mediados del XIX el lugar se convirtió en un nuevo centro artístico, por donde pasaron, entre otros, artistas de la talla de Picasso, Van Gogh, Renoir o Degas. Hoy es una zona atestada de turistas con quien los habitantes del barrio tratan de hacer negocio.


Esta amplia zona cuenta con muchos lugares y puntos de interés. El más destacado está en su cumbre, a la que se llega por las bellas y anima las escaleras de Montmartre, la basílica del Sacré Coeur.
Es una basílica dedicada al sagrado corazón de Jesús. La asamblea nacional de Francia, en 1873, fue que la mandó construir como homenaje a los muchos franceses fallecidos en la guerra Franco-prusiana y para redimirse de los pecados cometidos en esa misma guerra. Dos años más tarde se colocó la primera piedra y fue consagrada en 1919.
Una gran característica de esta basílica es que fue financiada mediante donaciones de ciudadanos de parís y Francia. Su construcción se inspiró en la arquitectura bizantina y romana y destaca su espectacular perfil blanco. Su cúpula principal es, tras la torre Eiffel, el punto más alto de París. En la fachada principal, en su pórtico, presiden la entrada dos estatuas ecuestres dedicadas a sendos santos franceses: Juana de Arco y San Luis.
 
Cercana la basílica se encuentra la Place du Tertre. Un lugar que poco a poco va perdiendo su encanto. Se ha convertido en una mera atracción turística repleta de los propios turistas, artistas callejeros que tratan de sacar el dinero a esos turistas y restaurantes masificados. Aun así merece la pena darse una vuelta, ver el ambiente y el restaurante "A la Mére Catherine", fundado en 1793.

Descendiendo la colina nos introducimos en la Rue Norvins, allí nos sorprende un curioso personaje que forma parte del "Passe-Muraille". La escultura los muestra dicho personaje literario, concretamente del cuento de Marcel Aymé "Le Passe-muraille". Este hombre tenía el don de atravesar las paredes y eso es precisamente lo que se muestra en la escultura. Una obra que nos deja indiferente a quien pasa junto a ella.

Cerca de ahí se encuentra el Moulin de la Galette. Se trata del único molino que queda de los 30 que se encontraban en la zona. En su origen, el recinto contaba con dos molinos. Olvidándose de sus tareas originales, el molino fue convertido en sala de fiestas y baile durante la " belle époque", más tarde tuvo otros usos y hoy se encuentra cerrado al público.
  



Continuando por la Rue Ravignan llegaremos hasta el Bateau-Lavoir, un inmueble famoso por haber sido hogar de varios pintores y diversos artistas. Originalmente llamado " la casa del trampero" se le cambió el nombre por Bateau-lavoir, que significa barco-lavadero, por la similitud de su estructura con los barcos empleados como lavaderos en las orillas del Sena. En este lugar Pablo Picasso (que vivió aquí) protagonizó una anécdota curiosa. El artista español siempre que salía de su habitación dejaba la puerta abierta, un día en compañero le advirtió de que los cuadros que el pintor dejaba dentro, corrían peligro de ser hurtados con dicha puerta abierta, a lo que Picasso respondió que estaban sin firmar y que sin su rúbrica las obras no valían nada.

En pocos pasos podemos llegar a la plaza Abbesses, En ella se encuentra la obra de Frederic Baron; "Le mur des Jet`aime". Un muro de azulejos de color azul en el que está escrito " te amo" en más de 300 idiomas.
 
Hemos descendido la colina de Montmartre, a sus pies se haya el barrio rojo de Pigale. Es una zona de locales para adultos, sex shops, salas de fiesta, etc. Una zona frecuentada por parisinos y turistas. Sin duda el local más famoso de este barrio es el Moulin Rouge. Cabaret que desde 1889 es símbolo de París. Ofrece hoy en día espectáculos que devuelven al espectador a la Belle époque. Su nombre se debe a la estructura que alberga su azotea, imitando un molino rojo. 

Cerca del Moulin Rouge se encuentra la estación de metro de Blanche, que mantiene unos antiguos letreros en su boca de entrada. Este es un buen lugar para tomar el suburbano y abandonar esta peculiar zona de la ciudad de la luz.








2 comentarios:

Victor dijo...

Toma! hemos decidido sacar los dos un artículo de París! jejeje

Es sin duda uno de los barrios que más me gusta, sino el que más... La place du Tertre la hice hace muchos años en un puzle de 1000 piezas... y siempre soñé en ir allí. Cuando estuve la primera vez me maravillé con el ambiente que había de pintores. Me tiraría horas en ese lugar.

Mikel Goiko dijo...

Pues si que es casualidad. París es un lugar que da para mucho y por tanto muy recurrente.
A finales de octubre estuvimos por allí y me entraron ganas de escribir sobre este barrio tan pintoresco.