La ciudad de Segovia, declarada
Patrimonio de la Humanidad en 1985, muestra entre sus calles la
herencia legada por las diferentes culturas que en ella moraron.
Su casco histórico, de marcado
carácter medieval, ofrece entre sus estrechas y amuralladas
callejuelas numerosos atractivos para el deleite del viajero moderno.
No solo son los edificios los que
merecen un vistazo, sino que podemos encontrar salas o lugares
dedicados al arte o la cultura, así como numerosos locales donde
disfrutar de su exquisita gastronomía.
El mejor punto para comenzar la visita
es la Plaza del Azoguejo, donde se encuentra el punto más
impresionante del Acueducto.
Este es el símbolo más emblemático
de la ciudad. Construido por los romanos allá por el siglo I o II,
es considerada la obra de ingeniería civil romana más importante de
España. Se realizó sin ningún tipo de argamasa, buscando la
ubicación perfecta de todas y cada una de las piedras para que
entre ellas lograsen mantenerlo en pie.
Fue concebido para llevar el agua hasta
la ciudad desde un manantial situado a 17 kilómetros de esta. Su
parte monumental cuenta con unos 800 metros en los que 166 arcos
distribuidos en distintos órdenes hace alcanzar los 29 metros de
altitud.
Como no podía ser de otra manera, una
obra de esta magnitud ha sido objeto de diversas leyendas y
habladurías. La que ha llegado hasta nuestro días es la que cuenta
que...
Antes de la construcción del acueducto
los habitantes de la ciudad tenían que recorrer un largo camino en
busca de agua, debiendo realizar varios viajes en caso de necesitar
mucha agua.
Quienes debían realizar esa tarea eran
los sirvientes y la gente pobre. Una de esas criadas realizaba uno o
varios viajes al día. Durante una jornada en la que se sentía muy
cansada exclamó que daría lo que fuese con tal de librarse de
aquella esclavitud. Al instante apareció un hombre que le
preguntó si estaría dispuesta a entregar su alma a cambio de que él
llevase el agua a la puerta de su casa. La joven muchacha aceptó sin
reparar en el trueque que el hombre le ofrecía. El acuerdo se selló
con la condición de que el agua estuviese en la casa de la muchacha
antes del amanecer.
Durante aquella noche se desató una
tormenta como nunca se había visto en el lugar. Entre rayos y
truenos se divisó al mismísimo demonio volando y transportando
piedras para la construcción del acueducto.
Atemorizada y consciente del pacto que
había hecho con el diablo, la joven comenzó a rezar pidiendo a Dios
por la salvación de su alma. Cuando todo parecía perdido, pues tan
solo faltaba la colocación de la ultima piedra, cantó el gallo y
los rayos del sol se adelantaron a su salida habitual.
El demonio enfureció, pero reconoció
no haber cumplido su parte del trato.
Debido a la extrañeza que generó en
sus vecinos la aparición de tal mole en tan solo una noche, la
criada explicó lo sucedido al párroco. En agradecimiento los
segovianos llevaron al acueducto una imagen de la Virgen y otra de San
Esteban.
Leyendas aparte nos introducimos de
lleno en el casco antiguo. La calle Cervantes nos lleva hasta hasta
el teatro del mismo nombre y junto a él la Casa de los Picos,
original del siglo XV y que toma su nombre de los picos que adornan
su fachada.
La estrecha callejuela nos lleva hasta
la Plaza de San Martín donde encontramos la Iglesia de San Martín
de la que llama la atención el atrio y la torre mudéjar. En esta
plaza podemos observar varios edificios de carácter medieval que
complementan al templo y dotan de gran belleza al emplazamiento.
Buscamos desde este punto la Plaza del
Corpus. Estamos en la antigua Judería. Aquí se alza el Convento del
Corpus Chirsti, que fue la Sinagoga Mayor, construida en el siglo
XIII.
La judería se extendía por la calle
de la judería vieja (donde podemos visitar un centro didáctico
donde se muestra la forma de vida y cultura judía en una casa
perteneciente a un judío de la época medieval), calle de Santa Ana
o judería nueva. Si llegamos hasta la Puerta de San Andrés, podemos
visitar un pequeño espacio informativo de la muralla.
La judería se encuentra cerca de la
plaza Mayor donde encontraremos el ayuntamiento, el teatro Juan Bravo
y la joya de la corona; la impresionante Catedral.
La Catedral de Segovia es la última
catedral gótica que se construyó en España. Se levantó a lo largo
del siglo XVI, mientras en otras ciudades europeas ya se utilizaba el
estilo renacentista.
Se la conoce como la “Dama de las
catedrales” y bien merecido tiene el seudónimo porque su belleza
no tiene parangón. Los pináculos del ábside en estilo gótico
florido, la esbelta torre o su cúpula, son detalles que remarcan el
templo.
En su interior se puede apreciar la
grandiosidad de sus dimensiones que ya se atisba desde fuera. El
Retablo Mayor y el Coro son los elementos más destacados. No
desmerecen en absoluto las 18 capillas que se sitúan a lo largo del
templo, destacando algunas por sus pinturas y esculturas.
Podemos caminar desde aquí hasta otro
de los emblemas de Segovia, el Alcázar. Poco más de 500 metros
para llegar a la antigua residencia Real.
No se conoce el origen exacto del
Alcázar, pero si sabemos que su aspecto actual se debe al reinado de
Felipe II, en el siglo XVI.
Fue empleado como vivienda real durante
las cacerías que tenían lugar en la zona, más tarde sirvió como
prisión y finalmente fue sede del Real Colegio de Artillería,
fundado por Carlos III en 1762.
Actualmente es un museo dependiente del
patronato del Alcázar.
El edificio sorprende desde su primera
visión, la torre del homenaje (conocida como torre de Juan II) da la
bienvenida al recinto.
Una vez superado el foso mediante el
puente levadizo, nos adentramos en el castillo. En el interior
visitaremos varias estancias privadas decoradas al estilo de la época
y cono mobiliario original, la capilla y, si lo deseamos podemos
ascender a lo alto de la torre, desde la que obtendremos una bella
vista de la ciudad.
El alcázar ha sido un lugar importante para la historia de España, por ejemplo, en él fue proclamada Reina de Castilla Isabel I, la Católica.
También ha sido escenario de
películas o series de televisión, como la conocidísima Águila
Roja, donde el castillo es la vivienda del monarca.
Que mejor lugar que los jardines del
Alcázar para que caigan los últimos rayos de sol sobre la capital
castellana. El ocaso del día que trae consigo una preciosa estampa
bañada en tonos ocre y oro.
No podemos dejar Segovia sin disfrutar
de su gastronomía popular en los numerosos locales que a lo largo de
la ciudad nos ofrecerán los productos típicos de la provincia.
También es posible realizar alguna
excursión a lugares cercanos, como la Granja de San Ildefonso.
4 comentarios:
Aupa Goiko, no sé cómo he llegado aquí pero vaya blog más guapo!!!!!No sabía que te gustaba tanto viajar y conocer sitios.......aunque ahora me cuadra que cuando estuvimos en Gijón con el equipo madrugaste para ir a dar una vuelta por la ciudad mientras los demás dormíamos la mona jajajajaja
A cuidarse!!!!!
Jaime (de Sopuerta)
Mira que he estado veces en Segovia pero no sabía lo de la leyenda del acueducto, como dicen, no te acostarás sin saber una cosa más. Tampoco sabía lo de Águila Roja, con lo que me gusta!!! Un abrazo!!! ;-)
Ese Jaime.
Muchas gracias por tu comentario. Pues ya ves, es una "enfermedad" esta del viajar y conocer lugares que me obliga a hacer cosas como aquella de Gijón; pudiendo dormir la mona como merecía la ocasión, jeje
Un abrazo crack
Babyboom, ya sabes que Segovia (como el resto de Castilla) es tierra de leyendas. A mi ocurre que cada vez que visito una ciudad castellana me cuentan un nueva leyenda sobre ella, esta muy bien.
Cuando veía Águila Roja y salía alguna escena en el palacio del rey a mi me resultaba extrañamente familiar el decorado, hasta que un día viendo unas fotos que hice en el interior del Alcázar dí con una de un tapiz que sale en la serie y descubrí que se grababa allí.
Un abrazo.
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