Bilbao ha cambiado mucho, en pocos años
se ha lavado la cara y ha pasado del gris al verde de una manera que
nadie creía fuese posible en tan corto periodo de tiempo.
Las viejas industrias, las fábricas,
los astilleros han dado paso (a veces con mucho sufrimiento) al
Guggenheim, el Palacio Euskalduna o la Torre Iberdrola, que han
engalanado la zona de Abandoibarra y la ribera de la “nueva” ría
de Bilbao.
Cualquier paseo que se precie por la
capital vizcaína, debe incluir hoy las orillas de la ría, antaño
punto a evitar y que actualmente complementan al Casco Viejo y el
ensanche de manera espectacular.
La forma más habitual de llegar a
Bilbao para sus visitantes es por una de sus dos estaciones más
importantes: La de Abando – Indalecio Prieto (RENFE) y Termibus
(Autobuses y conectada con el aeropuerto). Desde cualquiera de ellas
se puede tomar el metro o el tranvía para desplazarnos por el centro
urbano.
Para recorrer las
siete calles (como se conoce al Casco Viejo), cualquier momento es
bueno, pero los domingos por la mañana tienen una esencia especial.
En su Plaza Nueva se juntan coleccionistas de los más diversos
objetos en busca de la venta, la compra o el trueque. Recorriendo las
callejuelas medievales al son de los “Txikiteros” nos encontramos
con el Palacio Yohn (antiguo edificio de la Bolsa de Bilbao), la
Fuente del Perro o la Catedral de Santiago, patrón de la villa.
Desplazándonos hacia la ría el remodelado Mercado de la Ribera y el
puente e iglesia de San Antón. Junto a esta se encuentra la Estación
de Atxuri, de la que salen trenes hacia el oriente y norte bizkaino,
además de ser el comienzo de la línea del tranvía, buen punto para
desplazarnos en él hasta la parada del Teatro Arriaga.
Este es el mejor punto para cruzar la
ría y adentrarnos en el ensanche por la arteria principal de la
ciudad, la Gran Vía Don Diego López de Haro. Lo primero que llama
nuestra atención es el edificio BBVA, hasta hace poco el más alto
de Bilbao. Continuando por Gran Vía disfrutaremos de edificios
públicos, palacios y viviendas de gran interés y belleza. La sede
de la Diputación Foral de Bizkaia de 1900, el Palacio Chavarri
(Subdelegación del gobierno español) o la casa Lezama Legizamon. Si
a la altura de la Plaza Moyua (Hotel Carlton) nos desviamos por la
calle Alameda Rekalde, llegaremos, pasando antes por la curiosa sede
de Sanidad, a La Alhóndiga, antiguo almacén de vinos recientemente
reconvertido en centro de arte y ocio.
Nos queda ahora la parte más moderna
de Bilbao. Junto al Puente Euskalduna se encuentra el Museo Marítimo,
en cuya explanada la Grúa Carola nos recuerda el pasado industrial
de Bizkaia. Comienza aquí la avenida Abandoibarra, en la entrada al
Palacio Euskalduna. Dejándonos llevar por el paseo, caminaremos a
los pies de construcciones de y para el siglo XXI; Hotel Sheraton,
centro comercial Zubiarte, Torre Iberdrola (edificio más alto de
Euskadi y faro de la ciudad), la Universidad de Deusto al otro lado
de la ría, y el museo Guggenheim entre otros.
Bajo el puente de La Salve la calle
cambia de nombre pero el decorado es sigue siendo el mismo, en el
Paseo Uribitarte las Torres Isozaki y la pasarela Zubizuri de
Calatrava copan la atención, pero no debemos dejar de echar un
vistazo al otro margen de la ría, donde abundan los palacetes del
XIX conviviendo con la nueva escuela que representa el moderno Hotel
Hesperia.
Más adelante nos topamos con un
edificio en forma de barco y no es casualidad, se trata de la sede de
la Naviera Aznar, propiedad de Ramón de La Sota que comenzó su
andadura en 1906.
Para finalizar nuestra visita cruzamos
el puente del ayuntamiento y nos situamos frente a la fachada del
consistorio de finales del XIX.
Veamos Bilbao desde una perspectiva diferente. En barco por la ría.
2 comentarios:
Nunca he ido a Bilbao y siempre me pregunto el porqué de eso... Creo que la próxima escapada que haga por España lo tendré en el primer lugar de las posibilidades, que ya va siendo hora...
Un saludo!!
Pues eso no puede ser, que Bilbao ahora esta muy bonito. Y ya sabes cuando eso me pegas un toque y paseamos por el nuevo Bilbao, jeje
Un abrazo
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