Una de las ruta o sendas más conocidas y transitadas de España es la Ruta del Cares, en Asturias y León. Muchas son las personas que la recorren durante el año y desde luego, no se equivocan.
Situada a los píes de los Picos de Europa, es una espectáculo para los sentidos. Ofrece espectaculares paisajes a la vera del río Cares mientras recorremos su garganta, definida como "La Garganta Divina", por la senda tallada en la roca.
Una ruta que une los pueblos de Poncebos, en Asturias y Caín, en León por medio de 12 kilómetros, lo que se convierte en 24 si contamos la ida y la vuelta.
La parte más dura es la del comienzo,
los dos primeros kilómetros que se suceden en ascensión. Quizá
aquí alguien pueda pensar en darse la vuelta pero una vez que
llegamos al punto más alto la ruta comienza a llanear y a ofrecernos
imágenes espectaculares; La subida merece la pena.
La mayoría de personas hacen el
recorrido de ida y vuelta aunque hay varias alternativas para
evitarlo.
Una de ellas es contratar el servicio
de transporte mediante una de las varias empresas que lo ofrecen en
la zona. Estas se encargan de recoger a los senderistas en Caín y
devolverlos a Poncebos por carretera, pero ojo, hay que saber que por
carretera son más de 100 kilómetros (en mi opinión no merece la
pena en absoluto).
Otra opción que utilizan algunas
personas es, si se va en un grupo grande, empezar unos la ruta desde
Poncebos y otros desde Caín, en el lugar en que se encuentren se
intercambian las llaves de sus vehículos y así tan solo hacen la
ruta en una dirección.
Cada cual es libre de escoger la opción
que más le guste, pero en mi opinión lo más bonito es hacer los 24
kilómetros de ida y vuelta, pues tampoco es tanto y, estando un poco
en forma, la ruta es sencilla.
Esta travesía discurre junto a una
conducción de agua que traslada el liquido elemento desde la presa
de Caín hasta la central hidroeléctrica de Poncebos. Para el
mantenimiento del canal fue concebida la senda que hoy se ha
convertido en uno de los lugares más visitados de España (hablando
de rutas de senderismo por supuesto).
Sin más dilación comenzamos la
caminata que nos llevará unas seis horas. Bien preparados, con buen
calzado y ropa adecuada, la mochila con comida y agua, pues no
encontraremos ninguna posibilidad de conseguir refrigerio hasta
llegar a Caín y la cámara de fotos con las baterías cargadas y
dispuesta a disparar decenas de instantáneas.
El camino desde el aparcamiento
comienza con una subida que tras dos kilómetros nos depara una
preciosas vistas del recorrido por la garganta del río Cares y los
Picos de Europa.
Una vez alcanzada esta cota comienza el
camino que transcurre junto a la garganta del río. Aquí comenzamos
a descubrir la esencia de esta ruta; una senda por un camino de
apenas metro y medio de ancho en el que, a un lado tenemos los
taludes de la montaña y al otro el abismo, en forma de grandes
barrancos que caen al río Cares.
Caminamos admirando la gran riqueza
paisajística de la zona y tropezándonos con algunos animales que ya
están totalmente acostumbrados al paso de personas. Dicen que
incluso en algunas ocasiones se han divisado algunos de los osos que
habitan en la zona, no se si esto ultimo será cierto pero ahí
queda.
Según nos acercamos a la parte leonesa
la ruta se vuelve más espectacular, más ruda si cabe. La garganta
se va estrechando y parece que nos envuelve cada vez más. Tal es la
cercanía de las dos vertientes que estas se unen mediante varios
puentes que vamos cruzando en nuestro caminar, como el del Bolín o
el de los Rebecos. También pasamos por algunos túneles escavados en
la roca, siendo esta la única manera de poder continuar el camino.
El pasar por estos túneles es una experiencia muy agradable y que
acrecienta, sin duda, la espectacularidad de la ruta.
En el tramo final nos acercamos al río
y caminamos junto a él, recorriendo los últimos metros a su altura.
Llegamos hasta la presa de Caín, muy cerca ya del pueblo. Aquí
encontramos unas campas en las que poder descansar y reponer fuerzas
antes de emprender el camino de vuelta.
Es necesario recordar que la Ruta del
Cares es una senda natural, aunque en temporada alta pueda parecer un
parque temático o similar. Es sencilla de realizar pero no es una
paseo junto al mar o una calle comercial, por lo que si que es
necesario tener un mínimo de buena forma física para afrontarla.
Por otro lado, si queremos seguir
disfrutando de un espacio como este, o que otras personas lo puedan
disfrutar como lo hemos hecho nosotros/as, es necesario que lo
cuidemos y tratemos con respeto. No debemos dejar constancia de
nuestro paso, recogeremos nuestra basura, pues es evidente que por
aquí no pasa el camión, y no debemos hacer nada que pueda dañar a
la naturaleza.
También debemos tener especial
cuidado, en los últimos años se han producido desprendimientos que
han provocado el cierre de la ruta durante varias semanas y que
incluso se han llevado alguna vida por delante.
Por tanto, si os animáis a realizar la
Ruta del Cares (cosa que os recomiendo) hay que tener dos cosas en
cuenta; Cuidado y respeto. Con eso y yendo bien preparados ya tenemos
los ingredientes para disfrutar de una agradable jornada.
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