El autobús salió puntual y nos llevó por una carreteras que atravesaban pequeños pueblos y ofreciéndonos paisajes muy bellos.
Alrededor de las 11:30 llegamos a la estación de Mostar. Tras bajar del bus y recoger nuestro equipaje, lo primero que hicimos fue comprar los billetes para ir, al día siguiente, a Dubrovnik. Tras salir de las taquillas estudiamos un plano de la ciudad que hay en un panel y comenzamos a caminar en dirección al casco histórico y su famoso puente, en busca de un alojamiento.