CALATAÑAZOR. DONDE ALMANZOR PERDIÓ EL TAMBOR
Cuando nos acercamos a Calatañazor, su
silueta nos deja boquiabiertos. Entre los árboles se vislumbran los muros de sus añejas viviendas y de la iglesia de
Santa María del Castillo.
A los pies de la localidad, junto a la
Ermita de la Soledad, hay varias plazas de aparcamiento, y si es posible
dejar el vehículo ahí, es un buen punto para comenzar la visita a
pie.
No busquen casas palaciegas adornadas
con bellos blasones, porque no las hallarán en Calatañazor. Sus
viviendas son modestas, de pueblo humilde pero que con el paso de los
siglos han ganado en interés. El tiempo sigue su curso, pero parece
haberse olvidado por completo de esta villa que ve cómo sus piedras
van claudicando al paso de la evolución.
Prueba del interés de esta villa de
aproximadamente setenta habitantes, es que fue declarada Conjunto Histórico Artístico en 1962.
El camino nos lleva a la Plaza Mayor, donde
encontramos el Rollobajomedieval, del siglo XV. En él podemos
observar una inscripción asociada a un leyenda de brujería. Fue
elegido como lugar para impartir justicia y amedrentar a los vecinos
empleándose como picota.
En esta misma plaza y tras una vivienda se deja
ver la torre del castillo, asomando sus muros como si estuviera avergonzada por su
estado.
Nos acercamos al Castillo, que data de los
siglos XIV y XV, y podemos entrar en recinto por la única de las
tres puertas originales que queda en pie. El fortín se encuentra en
lo alto de un peñasco, desde donde domina el llamado “Valle de la
sangre”, ese que dio pie a la legendaria batalla entre moros y
cristianos.
Según dice la leyenda fue en “Calatañazor,
donde Almanzor perdió el tambor”, asimilando dicho instrumento a
la imbatibilidad del caudillo árabe, que supuestamente perdió en
estos parajes.
El caso es que en el año 1002 Almanzor (el
victorioso) regresaba de San Millán hacia Al Andalus para pasar el
invierno. Su ruta pasaba por Calatañazor.
Aquí empieza la leyenda: Sancho García
Conde de Castilla (ayudado por los reinos de Navarra y León) esperó la llegada de las tropas musulmanas en el llamado Valle de la Sangre,
junto a los muros de Calatañazor para presentar batalla. Las tropas
árabes claudicaron y tuvieron que salir huyendo hacia Medinaceli,
donde Almazor falleció el 11 de agosto y donde fue sepultado en
primera instancia.
El supuesto día de la batalla se dice que se
apareció una especie de pescador (unos dicen que en el propio
Calatañazor y otros que en Córdoba) sollozando medio en árabe-medio en castellano la mítica frase “En Calatañazor perdió
Almanzor el tambor”.
Esta versión es una de las muchas referentes a
la lucha entre moros y cristianos que crean polémica por su
veracidad o falsedad, si bien parece que vence la idea de que
Almanzor murió por su avanzada edad, no obstante, hay que tener en cuenta que 73 años en aquella
época ya eran muchos.
De vuelta al punto de partida recorremos otras
de las calles de la villa en donde nos toparemos con casas porticadas
de madera y materiales pobres en estado ruinoso.
Sea cierta la leyenda de Almanzor o no, se
derramase o no la sangre que nombra al valle, pasasen por aquí o no
aquellos reyes cristianos, Calatañazor merece ser visitado pues sus
muros respiran Historia.
2 comentarios:
Un pueblo precioso, estuve allí un día y me encantó aunque no sabía toda la leyenda que gira en torno al pueblo. Un abrazo. ;-)
Es muy bonita, si. Nosotros fuimos de casualidad porque no lo teníamos en el plan cuando estuvimos por allí.
Yo conocía la leyenda, porque siempre me ha encantado la Historia y en gran medida la historia de España, pero no me esperaba el estado en el que esta el pueblo, nos sorprendió para bien y no se gasta mucho tiempo en verlo.
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