La comarca de las encartaciones
(Enkarterri en Euskera) se encuentra en la zona más occidental de
Bizkaia. La podemos dividir en dos; la parte septentrional
(Karrantza, Lanestosa, Trucios, Sopuerta y Galdames) y la parte
meridional (Balmaseda, Zalla, Güeñes, Arcentales y Gordexola).
La zona es rica en patrimonio cultural
y natural, así como poseedora de una variada gastronomía. En sus
municipios podemos encontrar lugares de interés variado; edificios
religiosos, civiles, cuevas prehistóricas, museos, parques naturales
o un centro educativo y de recuperación de especies.
UN POCO DE HISTORIA
Cuenta con un rico pasado histórico,
pero no se sabe a ciencia cierta cuando comenzaron a caminar juntos
estos municipios. Su antigua Casa de Juntas de Abelleneda nos da una
pequeña pista y nos acerca en el tiempo. Es una construcción de
finales del XIV, lo que nos hace pensar que fue en el XV o XVI cuando
los concejos se unieron.
Los representantes de los municipios se
reunían en la Casa de Juntas de Abellaneda (cuya ubicación no es
casual, sino que responde a una situación de fácil acceso para los
vecinos de toda la comarca) para tratar temas que atañían a Las
Encartaciones y solo acudían a Juntas Generales en Gernika cuando se
debía tratar asuntos que concernían al Señorío de Bizkaia.
Inicialmente, además de los municipios
citados anteriormente, también estaban integrados en Las
Encartaciones otros concejos: Somorrostro, Abanto y Cierbana,
Santurce, Sestao, San Salvador del Valle y Portugalete, siendo, junto
con esta ultima de Portugalete, tres las villas adscritas a la
comarca (Balmaseda y Lanestosa).
Enkarterri, debido a su ubicación
(junto a los limites con Castilla y Cantabria) y su vaivenes
territoriales ( no estuvo totalmente integrada en el Señorío de
Bizkaia hasta 1804) goza de un crisol de influencias que se perciben
todavía hoy en sus calles y algunas de sus tradiciones culturales.
VISITA A LAS ENCARTACIONES
Comenzamos nuestra visita por la zona
más accesible, la zona meridional. A ella llegamos desde Bilbao por
el Corredor del Cadagua, una autovía que sigue el curso del río
Cadagua.
Siguiendo la carretera el primer
municipio al que llegamos el Güeñes.
Desde la misma carretera veremos la
Torre de La Quadra,del siglo XV y perteneciente a la familia La
Quadra Salcedo. Esta familia tuvo parte activa en las Guerras
banderizas que asolaron el Señorío durante la Edad Media, estando
siempre del lado de los Oñacinos.
Se trata de una torre mas recia de lo
habitual. Con veinte metros de altura, contaba con tres plantas; La
baja empleada como cuadra y si era necesario como cárcel, la
primera era la vivienda y la segunda parece ser que era un simple
trastero poco iluminado y en ocasiones lugar de defensa de la torre.
Contaba con una muralla exterior de más
de cuatro metros de altura y con dos arcos de entrada, hoy solo
quedan unas pocas piedras de las murallas en píe.
En 1981 la torre fue arrasada por un
incendio lo que provocó su abandono y ello acrecentó su estado
ruinoso.
Cerca de aquí se encuentra el barrio
de Sodupe, desde el cual podemos tomar dos caminos. El que sigue
hasta el centro de Güeñes o el que nos lleva a Gordexola (también
podemos ir a Gordexola y volviendo a Sodupe continuar por Güeñes,
son escasos diez minutos).
Gordexola es un extenso pueblo que
tiene desparramados por sus limites varios puntos de interés.
Destacan las Casas Torre (Zubiete, Oxirando, Ibargüen), las casas de
Indianos, los palacios barrocos y el Convento de Santa Isabel de
Sandamendi, del siglo XVIII.
En la plaza Molinar, centro del
municipio, se encuentran el Ayuntamiento, el kiosko de música y la
Iglesia San Juan de Molinar.
Ponemos rumbo a Güeñes, continuamos desde Sodupe por la
carretera BI 3651 hasta adentrarnos en el centro de la localidad.
Llegamos hasta su actual ayuntamiento. La Villa Urrutia es una bella
vivienda sufragada con fondos del indiano Leandro Urrutia, quien la
construyó a principios del XX como residencia de verano para su
familia.
Rodeando la vivienda, su jardín se ha
reconvertido en el Parque Arenatzarte. Un jardín botánico, con
estanque y pérgola que acoge exposiciones artísticas.
Siguiendo el curso que nos marca la
vieja carretera, llegamos a la Iglesia de Santa María, del siglo
XVI. Es de estilo gótico, pero se entremezcla con elementos
renacentistas. En su interior tres naves de igual altura guardan
varios retablos de gran interés. En la primera imagen que nos ofrece
destaca su fachada principal y el pórtico situado a su lado.
Retomamos el camino por la carretera Bi
3631 y en pocos metros veremos a la derecha el Palacio de la Quadra
Salcedo; una de las varias casas solariegas que nos encontraremos a
lo largo de Las Encartaciones.
La carretera nos lleva al barrio de
Aranguren, ya en termino de Zalla. Pasamos junto a las instalaciones
industriales de la papelera y otras fabricas que poco a poco van
abandonando estos parajes.
Justo antes de entrar en Aranguren,
(antes de sobrepasar una casa marrón) un camino parte a nuestra
derecha y, si no tenemos miedo a las historias de brujas y fantasmas,
nos podemos acercar hasta el Palacio de los Hurtado de Amézaga.
Un Palacio que nunca se terminó. El
Marques de Riscal, Baltasar Hurtado de Amézaga, fue un notable
personaje de la España de finales del XVII y principios del XVIII.
En agradecimiento al monarca Felipe V, quien le otorgó el titulo de
Marques, decidió invitarle a conocer su lugar de origen, pero se dio
cuenta (ayudado por otras personas que le abrieron los ojos) de que
no había en toda la región un Palacio digno de un monarca. Por
ello, no dudo y mandó construir este lugar, sin embargo la muerte le
sobrevino antes de la finalización de los trabajos y con ella la
paralización inmediata de las obras. Dice la leyenda que varias
personas trataron de reanudar la construcción del palacio y que
todas ellas murieron en extrañas circunstancias en su empeño. Sus
almas hoy en día vagan entre los muros del conocido como “Palacio
de la Brujas”.
Después de este impas para lo
sobrenatural, seguimos nuestro camino, llegando hasta el centro de
Zalla, donde podremos observar su Casa Consistorial, construida en el
siglo XVII.
La carretera sigue siendo nuestra guía,
ya tomando dirección a Balmaseda. Nos lleva junto a la Iglesia de
San Pedro Zariquete, un lugar muy frecuentado en la Edad Media, ya
que se creía que cruzar la ermita protegía contra el mal de ojo.
Antes de llegar a Balmaseda podemos
desviarnos hasta el área recreativa de Bolunburu. Aquí, ademas de
espacio para el descanso, bancos y barbacoas junto al río,
encontramos la Torre de Bolunburu, la Ermita de Santa Ana y los
restos de unas antiguas ferrerías.
Retomando la carretera llegaremos al
barrio de la Herrera. Donde tras dejar a la izquierda las antiguas
escuelas, un camino sale a la derecha y nos lleva a La Mella, un
punto donde encontramos la Torre de Terreros, el Palacio Urrutia y la
Ermita de San Antonio de la Mella, junto a la cual parte una nueva
vía verde que, siguiendo el trazado del antiguo Camino Real. Nos
lleva a Balmaseda.
Bien por carretera, o bien por la Vía
Verde (llamadas bidegorri en Euskadi), llegamos a la primera Villa de
Bizkaia; Balmaseda. Os dejo el link del post dedicado en exclusiva a
Balmaseda.
Abordamos desde aquí la zona norte de
Enkarterri. Nos desplazamos hasta su punto más lejano, la Villa de
Lanestosa.
Lanestosa es el enclave más
occidental de Enkarterri y también de Bizkaia. Aunque no perteneció
legalmente a esta provincia hasta 1804, el Señor de Bizkaia, Don
Lope Diaz III de Haro le concedió el titulo de Villa en 1287, pues
quería controlar el camino que unía castilla y el mar mediante el
puerto de Los Tornos. Ello le dota de mayor importancia y se crea una
solida comunidad en la población.
Se encuentra en la llamada “Ruta de
Carlos V”; camino que el monarca siguió en su retiro hacía el
monasterio de Yuste.
Debido a su historia, más ligada a
Cantabria que a Euskadi, sus calles y casas cuentan con grandes
influencias arquitectónicas y culturales de la comunidad vecina.
Prueba de ello son las casas con balcones corridos y repletos de
flores o la Danza de Varas.
Dejamos el vehículo en el aparcamiento
habilitado a tal efecto junto al ayuntamiento y comenzamos la visita
a pie.
Tras pasar junto a la casa consistorial y las antiguas escuelas, nos adentramos en su singular casco urbano cruzando el puente viejo, del siglo XVIII. Ya tendremos nuestros pies sobre el empedrado que nos devuelve a épocas lejanas y nos ayuda a disfrutar más aún si cabe de esta embriagadora villa.
Cruzamos la carretera que une Burgos y
Santander ( ya nada transitada debido a la existencia de autovías
para unir ambas ciudades), y junto a la iglesia de San pedro, se
encuentra la Plaza Nueva. Esta plaza fue construida para albergar los
eventos que la plaza vieja ya no podía cubrir, pues fue cortada de
para en par por la carretera. La Nueva es una plaza mu llamativa,
pues no es el típico espacio abierto sin más, sino que cuenta con
tres espacios cubiertos en otros tantos de sus vértices, con
estructuras de madera de roble, tejado y alumbrado publico realizado
en forja.
La iglesia de San Pedro hace que
desviemos la vista de plaza. Es una construcción recia del siglo
XVI, que guarda entre sus muros un bello retablo.
Abandonamos el centro neurálgico,
tomando la calle Real, que pasando junto a interesantes casonas de
estilo montañes, desemboca en el Palacio Colina. Fue construido en
el siglo XVIII y toma gran importancia entre los nestosanos, que se
reunían en su curioso zaguán de entrada con dos arcos, para tratar
diversos asuntos, y entre las gentes de paso, pues fue punto de
aprovisionamiento de las caballerizas en su camino del mar a la
meseta.
La calle Real finaliza en la plaza
Mirabueno, donde volvemos a toparnos con la carretera nacional. No
nos queda más remedio que cruzarla, pues debemos continuar por la
calle Mirabueno, que entre casas y fincas nos lleva hasta la casa de
Labranza.
Esta casa es posiblemente el elemento
patrimonial de la villa si buscamos referencias a la arquitectura
domestica. Por desgracia se encuentra abandonada y corre riesgo de
ruina, pero aún nos muestra su estructura de dos plantas; la baja
para cuadra y aperos, y la primera para vivienda. Llama la atención
su balconada de madera dividida que hoy desafía las leyes de la
gravedad.
Hemos llegado a la Plaza de Julian
Presa y, aunque esta no nos ofrece gran cosa, es la antesala de la
Plaza Vieja, que ha cambiado en varias ocasiones de nombre hasta
llegar al actual de “Plaza balcón de Bizkaia”.
Ya hemos comentado que la plaza fue
sesgada por la carretera nacional y sustituida en sus funciones por
la Nueva, pero aún cuenta con elementos de interés. Sus casas, con
elegantes balconadas a un lado, en el cual el sol llega con toda su
fuerza, y más sobrias al otro, donde el astro rey no consigue
penetrar.
Desde este punto, en lugar de regresar
a nuestro punto de partida, nos introducimos en la calle correo,
donde seguiremos disfrutando de las viviendas nestosanas y nos
encontraremos un callejón que cuenta con el empedrado más antiguo
que se conserva en la villa. Tras atravesar el callejón y por la
calle Lehendakari Agirre regresaremos al Puente Viejo que nos dio la
bienvenida al municipio más pequeño de Bizkaia, pero uno de los
grandes en lo que a encanto se refiere.
Si Lanestosa es el municipio más
pequeño de Bizkaia, junto a él esta Karrantza, el más extenso de
la provincia.
Curiosidades aparte, conozcamos las
bondades del Valle de Karrantza.
Karrantza es un valle con diferentes
aldeas dispersas por toda su geografía, cada una con su
peculiaridad, pero si algo destaca en Karrantza, son las Cuevas de
Pozalagua y el Parque “Karpin Abentura”, dedicado a la
recuperación de fauna silvestre y con áreas temáticas dedicadas a
la evolución de las especies.
Las Cuevas de Pozalagua son especiales,
cuentan con la mayor concentración del mundo de estalactitas
excéntricas, confiriéndole una imagen espectacular.
Se encuentra dentro del Parque Natural de Armañon, en el que su mayor característica es un grupo de cavidades subterráneas y modelado cárstico de gran importancia.
Ponemos rumbo al centro neurálgico de
Enkarterri, el barrio soportano de Abellaneda, donde antaño se
situaba la Casa de Juntas y hoy un museo gratuito nos ayuda a
entender la historia, la arquitectura o la cultura de la comarca.
En nuestro camino pasaremos cerca del
Valle de Villaverde (perteneciente a Cantabria pero muy ligado a las
Encartaciones por su ubicación), donde un Centro Etnográfico nos da
la oportunidad de conocer la forma de vida de sus habitantes en
tiempos no tan lejanos.
También pasaremos por Trutzioz, un
pequeño pueblo de apenas 500 habitantes, pero que cuenta con algunos
palacetes, ermitas y una plaza de toros a los pies de la iglesia de
San Pedro de Romaña.
La carretera nos hará pasar por
Arcentales, un pequeño municipio con casas tradicionales, una
iglesia y un ermita con un coso taurino añadido. El barrio de
Traslaviña es punto de inicio de la Vía Verde que, pasando por
Sopuerta, enlaza con la ruta minera de Galdames.
Tras la visita al Museo de las
Encartaciones nos dirigimos al centro de Sopuerta, para desviarnos
hacia Galdames.
El centro de la localidad no cuenta con
gran interés, pero si sus alrededores. Diversos yacimientos mineros
o la Vía Verde que une este con los municipios de Muskiz, Abanto –
Zierbena y Ortuella, son atractivos que debemos tener en cuenta, pero
lo que realmente sitúa a Galdames en el mapa es la Torre Loizaga;
Museo de coches antiguos y clásicos.
La fortaleza del siglo XIII hoy no da
cobijo a nobles, vasallos y súbditos. En sus caballerizas nos
descansan equinos, sino animales de cuatro ruedas. Una magnifica
colección de vehículos antiguos, sobre Roll Royce; la única
colección del mundo que cuenta con todos los modelos de esta marca.
Un ejemplo de la importancia de esta
colección es que el vehículo que transportó a la Infanta Cristina
y Iñaki Urdangarin el día de su boda fue alquilado al dueño del
museo.
Podemos decir que hemos visto la
mayoría de atractivos de la comarca, pero no podemos perder la
oportunidad de hacer una vista más. Aunque realmente no se encuentra
dentro de las Encartaciones, muy cerca de Galdames, en la carretera
que une Sopuerta con Muskiz, se encuentra la Ferrería del Pobal. Un
vestigio histórico que merece la pena visitar.
Es un lugar en el que nos mostraran la
forma de trabajar de la época y los materiales y herramientas
empleados a tal efecto. Además podremos disfrutar de sus alrededores
en un espacio ajardinado junto a las aguas del río Barbadún.
Las Encartaciones son es sí mismas un
espacio de gran y variado interés, ademas, debido a su especial
emplazamiento, cuenta en sus cercanías con un elenco de enclaves que
gozan de riqueza, artística, natural, histórica, gastronómica y
cultural.
Cercano a Balmaseda se encuentra el
Valle de Mena, en la provincia castellana de Burgos y la villa
alavesa de Artziniega. Esta ultima también es cercana a Gordexola,
aunque por distintas carreteras.
En las inmediaciones de Lanestosa y
Karrantza el Valle de Soba, o los municipios de Laredo y Santoña,
cántabros todos ellos.
Desde la ferrería del Pobal, podemos
llegar enseguida al centro de Muskiz, con su castillo de Muñatones,
la playa de La Arena o el Paseo de Itxas Lur, incluso a la localidad
cántabra de Castro Urdiales, la primera villa de la costa
cantábrica.
Y por supuesto, a escasos quince
minutos del barrio de Sodupe, esta Bilbao, lugar de llegada y partida
de muchos de los viajeros que vienen a conocer Euskadi y sus
alrededores.
las fotos de Karrantza, Arcentales y Truzioz pertenecen a Enkartur.net
las fotos de Karrantza, Arcentales y Truzioz pertenecen a Enkartur.net
2 comentarios:
Bonita ruta y bonitos pueblos, está claro que tengo que ir más por esa zona porque a mí todos estos lugares me encantan. Un abrazo!!! ;-)
Es una zona muy bonita y de las menos conocidas de todo Euskadi; quizá porque estaba un poco a desmano, pero ahora las conexiones con Bilbao son perfectas y esta mejor conectada incluso que otras comarcas.
Son lugares que dan para mucho, aunque yo tal vez no sea muy objetivo por aquello de que es la tierra que me vio crecer.
Un abrazo.
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